Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, ciudad fronteriza austriaca. La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación.
Frustrado por sus experiencias vividas en Viena, donde fracasó varias veces como pintor y malvivió por sus grandes problemas económicos, se acrecentaron sus prejuicios racistas en una ciudad cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensibles.
Una semana después de estallar la Primera Guerra Mundial, Hitler se presentó como voluntario en el ejército alemán, momento en que Hitler pensó que había llegado una gran oportunidad para cambiar su vida, dando lugar a unas nuevas, aunque terroríficas, expectativas. Como consecuencia de la derrota del bando alemán, Hitler aprovechó para inculcar en el país su ideología ultraderechista encabezado por el desprecio por la democracia y el odio racial, ingresando así en un pequeño partido de extrema derecha, en el que se fue ganando el apoyo de muchos ciudadanos y, consecuentemente, también su voto.
Finalmente, el 30 de enero de 1933, aprovechando la profunda depresión económica en la que se veía inmersa Alemania, Hitler, ya también conocido como el Führer, ganó las elecciones y fue nombrado canciller. Lo que dio comienzo a la Alemania nazi o también conocida como III Imperio alemán o el Tercer Reich. Pronto las autoridades nazis tomaron el control del país e impusieron las medidas propias de un régimen totalitario basado en el nacionalsocialismo frenético que acabaron con la vida de millones de personas, en su mayoría judíos y cualquiera que se impusiera al régimen.
Durante los años de dictadura nazi, fueron resurgiendo y creciendo diferentes organizaciones con las mismas ideologías, sin fundamento alguno, sobre "higiene racial" del dictador. Hablamos de organizaciones tales como, las SS, organización militar liderado por Heinrich Himmler, cuyo ejército asesinó entre 11 y 14 millones de personas en los campos de concentración. Además, las autoridades nazis tomaron el control de los medios de comunicación y de las entidades culturales, todo ello con el apoyo de la Gestapo, la policía secreta.
Hubo varias conspiraciones y operaciones fallidas para asesinar a Hitler, una de las más conocidas, la operación Valkiria durante la Segunda Guerra Mundial, pero finalmente fue él quien puso fin a su vida el 30 de abril de 1945 suicidándose junto a su esposa, la actriz Eva Braun.
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