miércoles, 21 de junio de 2023

FINAL DE CLASES

                                                 LA DESPEDIDA

FUE UN HONOR Y UN GUSTO HABER PARTICIPADO JUNTO AL LICENCIADO DE INFORMATICA Y CON MIS COMPAÑEROS Y ESPERO EN ESTAS VACACIONES SER MEJOR Y RECARGAR ENERGIAS DE LO QUE FUE ESTE MARAVILLOSO AÑO ESCOLAR
NO QUEDAN PALABRAS PARA DESCRIBIR EL AGRADO QUE FUE ESTUDIAR LOS TEMAS DE ESTE AÑO ESCOLAR Y SOLO QUEDA DECIR ADIOS 
LAS DESPEDIDAS SON DURAS PERO ESPERO QUE TODOS SEAN FELICES INCLUIDO EL LICENCIADO QUE FUE UN GRAN MAESTRO
MUCHAS GRACIAS :)

miércoles, 14 de junio de 2023

¿QUIEN ES ADOLF HITLER?

 Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, ciudad fronteriza austriaca. La formación de Adolf Hitler fue escasa y autodidacta, pues apenas recibió educación.

Frustrado por sus experiencias vividas en Viena, donde fracasó varias veces como pintor y malvivió por sus grandes problemas económicos, se acrecentaron sus prejuicios racistas en una ciudad cuya vitalidad intelectual y multicultural le era por completo incomprensibles.

Una semana después de estallar la Primera Guerra Mundial, Hitler se presentó como voluntario en el ejército alemán, momento en que Hitler pensó que había llegado una gran oportunidad para cambiar su vida, dando lugar a unas nuevas, aunque terroríficas, expectativas. Como consecuencia de la derrota del bando alemán, Hitler aprovechó para inculcar en el país su ideología ultraderechista encabezado por el desprecio por la democracia y el odio racial, ingresando así en un pequeño partido de extrema derecha, en el que se fue ganando el apoyo de muchos ciudadanos y, consecuentemente, también su voto.

Finalmente, el 30 de enero de 1933, aprovechando la profunda depresión económica en la que se veía inmersa Alemania, Hitler, ya también conocido como el Führer, ganó las elecciones y fue nombrado canciller. Lo que dio comienzo a la Alemania nazi o también conocida como III Imperio alemán o el Tercer Reich. Pronto las autoridades nazis tomaron el control del país e impusieron las medidas propias de un régimen totalitario basado en el nacionalsocialismo frenético que acabaron con la vida de millones de personas, en su mayoría judíos y cualquiera que se impusiera al régimen.

Durante los años de dictadura nazi, fueron resurgiendo y creciendo diferentes organizaciones con las mismas ideologías, sin fundamento alguno, sobre "higiene racial" del dictador. Hablamos de organizaciones tales como, las SS, organización militar liderado por Heinrich Himmler, cuyo ejército asesinó entre 11 y 14 millones de personas en los campos de concentración. Además, las autoridades nazis tomaron el control de los medios de comunicación y de las entidades culturales, todo ello con el apoyo de la Gestapo, la policía secreta.

Hubo varias conspiraciones y operaciones fallidas para asesinar a Hitler, una de las más conocidas, la operación Valkiria durante la Segunda Guerra Mundial, pero finalmente fue él quien puso fin a su vida el 30 de abril de 1945 suicidándose junto a su esposa, la actriz Eva Braun.













LAS CAUSAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

 A pesar de las controversias, los historiadores coinciden en señalar diversos factores de especial relieve: la pervivencia de los conflictos no resueltos por la Primera Guerra Mundial, las graves dificultades económicas en la inmediata posguerra y tras el «crack» de 1929 y la crisis y debilitamiento del sistema liberal; todo ello contribuyó al desarrollo de nuevas corrientes totalitarias y a la instauración de regímenes fascistas en Italia y Alemania, cuya agresiva política expansionista sería el detonante de la guerra. Ya en su mera enunciación se advierte que tales causas se encuentran fuertemente imbricadas: unos sucesos llevan a otros, hasta el punto de que la enumeración de causas acaba convirtiéndose en un relato que viene a presentar la Segunda Guerra Mundial como una reedición de la «Gran Guerra».



Ciertamente, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) no apaciguó las aspiraciones nacionalistas ni los antagonismos económicos y coloniales que la habían ocasionado. Todo lo contrario: la forma en que fue fraguada la paz, con condiciones abusivas impuestas unilateralmente por los vencedores a los vencidos en el Tratado de Versalles (1919), no hizo sino incrementar las tensiones. Alemania, que había sido declarada culpable de la guerra, perdió sus posesiones coloniales y parte de su territorio continental, siendo además obligada a desmilitarizarse y a abonar desorbitadas reparaciones a los vencedores. Italia, pese a formar parte de la alianza vencedora, no vio compensados sus sacrificios y su esfuerzo bélico con la satisfacción de sus demandas territoriales.

El desenlace de la guerra había llevado a la desmembración de los imperios derrotados (el alemán y el austrohúngaro) y a la implantación en los viejos y nuevos países resultantes de repúblicas democráticas. No era fácil consolidar en estas sociedades sometidas a autocracias seculares y carentes de tradición democrática un sistema liberal, máxime cuando los valores en que éste se sustentaba (confianza en la razón humana, fe en el progreso) habían sido minados por los horrores de la guerra. Pero además, las democracias liberales mostraron pronto su incapacidad para hacer frente a una situación extremadamente delicada. El conflicto había dejado un paisaje de devastación económica y empobrecimiento generalizado de la población que los nuevos gobiernos no supieron abordar.

Todo ello fue capitalizado por grupúsculos y formaciones políticas extremistas, de entre las cuales cobraron progresivo protagonismo las organizaciones de la ultraderecha nacionalista, con el fascismo italiano y su variante alemana (el nazismo) a la cabeza. Junto a las aspiraciones nacionalistas anteriores a la Primera Guerra Mundial (por ejemplo, el ideal pangermanista de unir a los pueblos de lengua alemana), estos grupos asumieron como componentes ideológicos el revanchismo suscitado por el Tratado de Versalles y el militarismo expansionista implícito en doctrinas como la del «espacio vital», que preconizaba la necesidad ineludible de obtener un ámbito territorial dotado de la extensión y los recursos necesarios para asegurar el desarrollo económico y la prosperidad de la nación.


Presentándose además como los verdaderos patriotas frente a una clase política de traidores que había ratificado las imposiciones de Versalles, los fascistas ridiculizaron abiertamente el parlamentarismo y la democracia e incluso algunos de sus principios fundamentales, como el igualitarismo, contribuyendo al descrédito del sistema liberal desde una perspectiva opuesta pero complementaria a la de los comunistas, que veían en los gobiernos democráticos meros instrumentos opresores al servicio de la burguesía capitalista.

Sin embargo, para los fascistas, las formaciones comunistas y los sindicatos obreros eran poco menos que agentes de Moscú, es decir, una conjura organizada por enemigos exteriores para debilitar a la nación. Este inequívoco y furibundo anticomunismo acabaría resultando clave en su acceso el poder. Su mensaje no sólo caló paulatinamente entre las legiones de descontentos que había dejado tras de sí la guerra, sino que, en los momentos decisivos, el fascismo recibió el apoyo de las clases dominantes, temerosas de una revolución social como la que había liquidado la Rusia de los zares en 1917.

En fecha tan temprana como 1922, la «Marcha sobre Roma» de los fascistas italianos llevó al nombramiento como primer ministro de Mussolini, quien, tras ilegalizar las restantes fuerzas políticas en 1925, instauró su régimen fascista en Italia. Hitler, en política activa desde 1920, hubo de esperar al «crack» de 1929 y a su nueva espiral de bancarrota y desempleo; en 1932, el partido nazi fue la fuerza más votada en las elecciones; en 1933 fue nombrado canciller, y a mediados de 1934, habiendo suprimido las instituciones democráticas y toda oposición política, detentaba un poder absoluto como «Führer» o caudillo al frente del régimen nazi.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue uno de los acontecimientos fundamentales de la historia contemporánea tanto por sus consecuencias como por su alcance universal. Las «potencias del Eje» (los regímenes fascistas de Alemania e Italia, a los que se unió el militarista Imperio japonés) se enfrentaron en un principio a los países democráticos «aliados» (Francia e Inglaterra), a los que se sumaron tras la neutralidad inicial los Estados Unidos y, pese a las divergencias ideológicas, la Unión Soviética; sin embargo, esta lista de los principales contendientes omite multitud de países que acabarían incorporándose a uno u otra bando.


La Segunda Guerra Mundial, en efecto, fue una nueva «guerra total» (como lo había sido la «Gran Guerra» o Primera Guerra Mundial, 1914-1918), desarrollada en vastos ámbitos de la geografía del planeta (toda Europa, el norte de África, Asia Oriental, el océano Pacífico) y en la que gobiernos y estados mayores movilizaron todos los recursos disponibles, pudiendo apenas ser eludida por la población civil, víctima directa de los más masivos bombardeos vistos hasta entonces.

En el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial suelen distinguirse tres fases: la «guerra relámpago» (desde 1939 hasta mayo de 1941), la «guerra total» (1941-1943) y la derrota del Eje (desde julio de 1943 hasta 1945). En el transcurso de la «guerra relámpago», así llamada por la nueva y eficaz estrategia ofensiva empleada por las tropas alemanas, la Alemania de Hitler se hizo con el control de toda Europa, incluida Francia; sólo Inglaterra resistió el embate germánico.

En la siguiente etapa, la «guerra total» (1941-1943), el conflicto se globalizó: la invasión alemana de Rusia y el ataque japonés a Pearl Harbour provocaron la incorporación de la URSS y los Estados Unidos al bando aliado. Con estos nuevos apoyos y el fracaso de los alemanes en la batalla de Stalingrado, el curso de la guerra se invirtió, hasta culminar en la derrota del Eje (1944-1945). Italia fue la primera en sucumbir a la contraofensiva aliada; Alemania presentó una tenaz resistencia, y Japón sólo capituló después de que sendas bombas atómicas cayeran sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.

El miedo a la expansión del comunismo soviético había hecho que Hitler fuese visto por las democracias occidentales como un mal menor, suposición que sólo desmentiría el desarrollo de la contienda. La Segunda Guerra Mundial costó la vida a sesenta millones de personas, devastó una vez más el continente europeo y dio paso a una nueva era, la de la «Guerra Fría». Las dos nuevas superpotencias surgidas del desenlace de la guerra, los Estados Unidos y la URSS, lideraron dos grandes bloques militares e ideológicos, el capitalista y el comunista, que se enfrentarían soterradamente durante casi medio siglo, hasta que la disolución de la Unión Soviética en 1991 inició el presente orden mundial.

Dividida en dos áreas de influencia, la Occidental pro americana y el Este comunista, Europa, como el resto del mundo, quedó reducida a tablero de las superpotencias, y aunque la Europa occidental recuperó rápidamente su prosperidad, perdió definitivamente la hegemonía mundial que había ostentado en los últimos cinco siglos; en el exterior, tal declive se visualizaría en el proceso descolonizador de las siguientes décadas, por el que casi todas las antiguas colonias y protectorados europeos en África y Asia alcanzaron la independencia.

LA GUERRA FRIA

 A fines de la Segunda Guerra Mundial, el escritor inglés George Orwell usó «guerra fría» como un término general en su ensayo You and the Atomic Bomb, publicado el 19 de octubre de 1945 en el periódico británico Tribune. En un mundo amenazado por la guerra nuclear, Orwell se refirió a las predicciones de James Burnham de un mundo polarizado y escribió:

El mismo Orwell escribió en el The Observer del 10 de marzo de 1946 que «después de la conferencia de Moscú en diciembre pasado, Rusia comenzó a hacer una guerra fría contra Reino Unido y el Imperio británico».​

El primer uso del término para describir específicamente la confrontación geopolítica entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de posguerra fue en un discurso de Bernard Baruch, un financiero e influyente asesor presidencial estadounidense, el 16 de abril de 1947.​ En el discurso Baruch dijo: «no nos engañemos: estamos inmersos en una guerra fría». El término fue popularizado por el columnista Walter Lippmann con su libro The Cold War.​ Cuando se le preguntó en 1947 sobre la fuente de la expresión, Lippmann lo remontó a la guerre froide, un término francés de los años treinta.

La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, ideológico, militar e informativo el cual comenzó al término de la Segunda Guerra Mundial entre los bloques Occidental (capitalista) y Oriental (socialista), liderados por los Estados Unidos y la Unión Soviética en 1945. Estados Unidos creó la alianza militar de la OTAN en 1949, con el objetivo de frenar la influencia soviética en Europa. La Unión Soviética respondió a la creación de esta alianza con el establecimiento del Pacto de Varsovia en 1955. Las principales crisis de esta fase incluyeron el bloqueo de Berlín de 1948-1949, la segunda fase de la guerra civil china (1946-1949), la guerra de Corea (1950-1953), la crisis de Suez de 1956, la crisis de Berlín de 1961 y la crisis de los misiles cubanos de 1962.

La Unión Soviética y Estados Unidos comenzaron a competir por la influencia en América Latina, Oriente Próximo y los estados recién descolonizados de África y Asia, donde el comunismo tenía gran fuerza y donde se vivieron conflictos como Emergencia Malaya o la guerra de Indochina.

Después de la crisis de los misiles cubanos, comenzó una nueva fase que vio cómo la ruptura sino-soviética —entre la República Popular China y la URSS— complicaba las relaciones dentro de la esfera comunista, mientras que Francia, aliado de los Estados Unidos, comenzó a exigir una mayor autonomía de acción llegando incluso a abandonar la estructura militar de la OTAN.​ La URSS invadió Checoslovaquia para reprimir la Primavera de Praga de 1968, mientras que Estados Unidos experimentó una agitación interna del movimiento de derechos civiles y oposición a la guerra de Vietnam. En las décadas de 1960 y 1970, un movimiento internacional por la paz se arraigó entre los ciudadanos de todo el mundo. Se produjeron movimientos contra las pruebas de armas nucleares y por el desarme nuclear, con grandes protestas contra la guerra. En la década de 1970 ambos comenzaron a hacer concesiones para la paz y la seguridad, marcando el comienzo de un período de distensión (o détente) que vio las conversaciones estratégicas de limitación de armas y las relaciones de apertura de los Estados Unidos con la República Popular China como un contrapeso estratégico para la URSS. Simultáneamente los Estados Unidos desarrolló la Doctrina de la Seguridad Nacional, para prevenir "la expansión del comunismo" y promover en América Latina, a través del Plan Cóndor, la instalación de dictaduras militares que reprimieran mediante el terrorismo de Estado, los movimientos políticos, sociales, sindicales y estudiantiles de sus poblaciones.











GUERRA UCRANIA Y RUSIA

EL ORIGEN Vladímir Puti n ordenó el jueves 24 de febrero atacar la región de Donbás. El presidente ruso defendió en el mensaje con el que ab...